Las chemsexs


El chemsex se instala en España: largas sesiones de sexo sin protección con mucha gente y drogas low cost.



■ QUÉ SON

Las chemsexs o más conocidas como “sesiones” consisten en orgías masculinas en casas particulares donde las drogas tienen un papel protagonista con el objetivo de mantener relaciones sexuales con varias personas durante largos períodos de tiempo, que puede ir desde varias horas a varios días sin parar.

Esta práctica, conocida también como chill, sexparties o cerdeo, se da sobre todo en hombres que tienen sexo con hombres (ya sean gays, bisexuales, bromosexuales o incluso heterosexuales). Tiene mucho que ver con “el mundo de la noche” y, en ellos, los participantes apenas tienen necesidad de comer o dormir.

La norma general en estas orgías es no usar preservativo, el componente de desinhibición sexual que producen las drogas facilita la práctica de sexo más extremo durante más tiempo y con más de una persona, con una alteración de riesgo de contraer una ITS, como el VIH o la hepatitis. Es más, la forma de administración de algunas drogas ocasiona el intercambio de jeringuillas, aumentando más el riesgo como es el caso de la práctica Slam.

Se centra sobre todo en las grandes ciudades y la mayoría de sus usuarios tienen estudios superiores. La media de edad de los participantes ronda entre 20 y 50 años, y el perfil suele ser de hombre deportista y sano en su vida cotidiana. Llama la atención que sea gente tan joven con formación académica. Son hombres que tienen ingresos económicos altos o, al menos, de más de 1.000 euros al mes, por lo que pueden permitirse comprar las sustancias.



■ SUSTANCIAS

En Reino Unido, la cuna del chemsex en Europa, se relaciona esta práctica con tres estupefacientes que han bautizado como la Unholy Trinity (la Impía Trinidad): la metanfetamina (también conocida como meth, crystal meth o tina), la mefedrona (meph) y el GHB (G o éxtasis líquido). Sin embargo este esquema no es extrapolable a España, estas tres sustancias no son las que más se consumen aquí para tener sexo y ceñir el chemsex solo a estas tres invisibiliza el consumo de otras.

Durante los encuentros se consume un poco de sustancias de todo tipo, no es que la práctica esté relacionada con dos otras de ellas, sino que una vez metido en jaleo se consume de todo. Incluso viagra esnifada: popper, GHB, éxtasis, cocaína, ketamina, mdmda y sobre todo mefredona. Todo ello aumenta el placer sexual exponencialmente, en contraposición te quita la percepción del riesgo.

Lo que caracteriza esta práctica es el policonsumo y cuando una droga se acaba algunos presentes en los chills en seguida se van y buscan otras con tal de seguir colocados. El GHB, las metanfetaminas y medefrona son sustancias que, según los partícipes del chemsex, dan insomnio, mayor energía y más liberación para practicar sexo durante varios días seguidos.

También, como particularidad, son drogas más baratas que las tradicionales. Mientras una dosis de cocaína oscila entre los 10 y 15 euros, una de mefedrona no llega a los cinco euros. “Además son muy fáciles de conseguir, ya que son de venta libre en internet, algunas de ellas vendidas de forma legal bajo otro uso distinto al del consumo humano, como sales de baño o como abono para plantas”.

La cara B del chemsex puede tener consecuencias trágicas. La tina, la cocaína y la mefedrona son estimulantes que aumentan el ritmo cardiaco y dan sensación de euforia, a la vez que causan cambios en la temperatura corporal e insomnio. La metanfetamina y la cocaína son conocidas por provocar paranoia. El GHB no se puede mezclar con alcohol ya que produce un coma inducido y, para finalizar la mezcla de varios vasodilatadores como viagra y poppers pueden resultar fatales. Aunque bien es cierto que en la práctica, se mezcla todo.

Muchos usuarios cuentan que estando de fiesta han visto a algunos chicos que se han quedado dormidos y que al rato se han despertado. Sin embargo ese “sueño” ha sido en realidad un coma inducido por una sobredosis de GHB, un potente depresor. Es habitual presenciar como algún tio cae inconsciente y se deja quieto en una habitación hasta que vuelve a estar consciente (conocido como el reinicio). La fiesta continuó como si nada. Nadie llama a la ambulancia, todo el mundo está acostumbrado a que sucediera eso.

Fruto de esos estados de inconsciencia en otras ocasiones, los individuos siguen siendo penetrados mientras permanecen en ese estado de coma. A pesar de ello, es aceptado por todos, no solo en las chemsex sino en locales públicos de sexo o en sitios de cruising.

Existe el código de conducta que sostiene que el hecho de que estas penetraciones se den en espacios donde todos los implicados han quedado expresamente para mantener sexo y consumir drogas hace que los límites sobre el consentimiento se vuelven confusos y abstractos. Los estupefacientes anulan la capacidad de juicio del consumidor y eso hace que no haya una evaluación de riesgos.

Pero no solo eso, sino que a la inversa, incluso un presente incosciente por sobredosis bajo efectos de viagras permance erecto, por lo que es usado como consolador humano, y es el incosciente el que sin saberlo, está penetrando al resto de participantes que se le sientan en su polla.



■ LUGARES DE LAS SESIONES

Estas orgías entre hombres tienen lugar sobre todo en casas privadas. Cada anfitrión puede organizar una o dos fiestas en su piso a la semana.

Lo normal es que se adecúe el salón con colchones por el suelo y ampliación del sofá para que todo el mundo pueda estar tumbado cómodo. Una gigantesca televisión de alta definición, donde se pone porno gay durante las horas que dura el festival de sexo y drogas. Y todo amenizado al ritmo de la música electrónica o progressive que acompaña la velada. Mesas repletas de bandejas de rayas de sustancias en polvo, botes de sustancias en forma líquida. Contrasta con la total ausencia de preservativos.

Las sexparties siempre empiezan igual. Yo quedo con una persona conocida o desconocida a tráves de aplicaciones y, así el aforo de la fiesta va incrementándose, unos invitan a más conocidos. Es una red. La gente está follando y tiene el teléfono en la mano para buscar a más chicos por aplicaciones de móvil para reclutar a más hombres calientes. En los domicilios donde tienen lugar han llegado a haber o a hacer una pasada rápida hasta 20 hombres muchos de ellos desconocidos. La gente no para de entrar y salir. Otros dan la dirección y aparecen personas de repente. Hay un descontrol brutal.

Muchos, solo buscan llegar que se las mamen y correrse para irse. También son muy demandados los conocidos como “heteros” que dejan a la novia y buscan follar un culo rápido y correrse dentro sin tener que hablar ni intimidar. Taxistas, repartidores, o cualquier hombre que trabaja o se desplaza hacia el trabajo también es bienvenido en cualquier chemsex. Lo importante son pollas nuevas y desconocidas y leche mucha leche para llenar culos y bocas.

En muchos casos, cuando afloja la llegada de nuevos tíos a la casa, es la fiesta la que se traslada a sitios de cruising para, en plena calle, descampados seguir follando indiscriminadamente con más tios que se encuentren.

En los últimos años, se ha puesto de moda que los locales de sexo explícito tales como saunas, pubs con cuartos oscuros, incluyan entre sus servicios el alquiler de una sala privada para fiestas privadas. Tiene las comodidades de una chemsex en un piso, pero con la ventaja de que se recluta fácilmente a cualquier otro tio que esté por el local con ganas de sexo.



■ LAS APLICACIONES MÓVILES

Aunque han existido organizadas por conocidos o follamigos, los métodos tradicionales tales como Messenger, Skype, foros de internet o chats han quedado anticuados. Las aplicaciones móviles y whatsapp han propiciado que el chemsex se expanda a un ritmo muy rápido, sirviendo de gestores de estas reuniones.
La mayoría de los chills empiezan en conversaciones de Grindr, Wapo o Scruff donde con pocas preguntas cualquier desconocido es invitado. Unas pocas preguntas para confirmar el nivel de “cerdeo” del invitado, un par de fotos para ver cuerpo y polla, y si está bueno, del tirón a la fiesta.

Se alargan días debido a que los participantes no paran de invitar a gente. Además, estas aplicaciones facilitan un acceso fácil y casi instantáneo a las drogas. En ellas hay incluso perfiles dedicados a venderlas. Ahora al camello se le conoce como ‘instagram’ (gramo instantáneo) porque te trae los gramos a tu casa. Es como pedir una pizza a domicilio.



■ MORBOS Y FILIAS

Muchas de las personas (la gran mayoría) que participan en estas sesiones ya tienen el VIH. Y, aunque también se puede dar esta situación en otra situación cotidiana de la vida nocturna, son muchos los que acuden con la intención y morbo de contraer el virus del VIH o de contagiar.
Si bien, la mayoría están tratados, y con carga viral baja son indetectables y sin capacidad de contagio. No obstante, si se continúa con el rastreo en internet o en aplicaciones sobre el chemsex, se pueden encontrar casos en los que jóvenes buscan “pillar el bicho”, en referencia al VIH. “Yo un tío de 24 años, delgado fibrado, buen cuerpo, definido, hetero en la calle, mazo morboso y zorra. Suelo ir a sitios de cruising y he terminado hasta el rabo de rayarme. Busco pillar el bicho de una puta vez para disfrutar del vicio al 100%”. “Sólo me dejaré embichar por todo lo alto”.

Algunas aplicaciones móviles de contactos permiten especificar en el perfil descriptivo el estado serológico (Vih positivo o Vih negativo). Esta opción no ha sido creada para rechazar al Vih positivo, sino al contrario, para atraer a los fílicos que les excita follar sin protección con otros Vih positivos.

Conforme la fiesta avanza y el descontrol, otros morbos y filias van apareciendo, como meadas en la bañera, ingestión de todo tipo de fluidos, scat. Cuando en la fiesta dos o tres personas se encierran en el baño, es porque tiene lugar una práctica extremadamente viciosa.



■ OTROS ASPECTOS
¿Qué buscan los hombres que consumen drogas para tener relaciones sexuales? Intensificar el placer. A muchos usuarios las drogas les facilitan el contacto con el otro y la desinhibición. De esta forma se atreven a realizar prácticas sexuales de más riesgo, como el fisting, follar a pelo.
U otras como la doble penetración, que no llevarían a cabo estando sobrios. Otros, buscan tener sexo con varias personas en un ambiente en el que logran sentirse incluidos y aceptados. En las chemsex nadie pregunta nada y nadie juzga a nadie. Algunos de los que consumen drogas se sienten más seguros, olvidan sus problemas, dejan atrás cualquier juicio moral, religioso y cultural y llevan cabo sus fantasías.

Muchos hombres ven en estas sesiones la posibilidad de estar en compañía y quien tiene drogas, tiene el poder de atraer a más gente a su alrededor. A estas experiencias, se suman casos de hombres que han perdido su trabajo y que gastan una gran cantidad de dinero comprando drogas. Todo ello deja una resaca no solo física sino también emocional.

El chemsex y las necesidades afectivas guardan un vínculo muy estrecho. “¿Por qué consumimos droga juntos?”. “Para conectarnos. Para crear un espacio de intimidad, aunque sea ficticio”. A la larga eso se convierte en un infierno porque nadie está disfrutando ni conectando con nadie. Sin embargo, la motivación inicial y la verdadera razón que hay detrás del chemsex es intimar con el otro.

El espejismo que crean los efectos de las drogas oculta incluso que en la mayoría de casos muchos invitados están de gatillazo, insaciados, y con prácticas sexuales incompletas. La mayoría de sustancias tienen como efecto común que crean disfunción eréctil, por lo que al final casi todo el mundo termina actuando en rol de pasivo.

En muchas sexchems incluso no hay ni siquiera sexo, simplemente termina siendo una reunión de politoxicómanos que se reúnen para inyectarse drogas o consumir, comprar a medias, intercambiar sustancias, o simplemente consumir de forma gratuíta. No hay que confundir una orgía con drogas, de una orgía de drogatas.